April 29, 1992
by marchu
Conocí hace años a un músico tímido, callado; era un artista genial (admito que también un poco raro). Un día me dijo que había dos verdades que la vida le había enseñado y que, si yo lo deseaba, estaba dispuesto a compartirlas conmigo. La primera –empezó a decir- es que no vale la pena preocuparse por las cosas pequeñas. ¿Y la segunda?- le pregunté. –La segunda es que todas las cosas son pequeñas