conciencia urgente por favor

by marchu

Tema: Influencia social en cambios ambientales.
Marcela L. Majlat

Introduccion:
La contaminación y los cambios ambientales son dos de las problemáticas más grandes que existen en el planeta y las más peligrosas, ya que al destruir la tierra y su naturaleza original, termina por destruirnos a nosotros. En el caso de Argentina es mayor de lo que se podría esperar de un país con un nivel de desarrollo mediano a alto. Estos problemas son consecuencia principalmente del aumento gradual y del desarrollo industrial, junto con un conjunto de influencias sociales principalmente originadas por la falta de información e interés. Lo que va a tratar de explicar este trabajo son las causas de los cambios ambientales que se fueron produciendo en los últimos años en el país teniendo como principal actor al ámbito social, la forma en que interactúan y como redundantemente se perjudican.

Hipotesis:
“LOS PRINCIPALES CAMBIOS AMBIENTALES QUE ACONTECIERON Y ACONTECEN EN LA REPUBLICA ARGENTINA, ESTAN OCASIONADOS PRINCIPALMENTE POR LAS ACTITUDES Y ATRIBUCIONES DE LA SOCIEDAD”.

Desarrollo:
Desde su formación hace 4.500 millones de años, la Tierra ha experimentado cambios continuos. La atmósfera ha evolucionado hasta la composición actual, que permite la presencia de vida. A ello han contribuido, sobre todo, los fenómenos naturales: radiación solar, erupciones volcánicas, evolución de las especies, etc. Pero desde hace algunos siglos, la actividad humana está teniendo una influencia notable en nuestro planeta. La actividad industrial, por ejemplo, genera residuos contaminantes que alteran la composición de la atmósfera, y esto tiene efectos poco deseables para los seres vivos que habitamos la Tierr. La actividad humana altera considerablemente el medio natural. A diferencia de la mayor parte de los seres vivos, que también influyen en el medio, nuestra especie produce efectos a gran escala que alteran el normal desarrollo de la vida de muchas plantas y animales, sobre todo en los últimos siglos, tras la revolución industrial. Nuestro comportamiento afecta a otras especies, por lo que el impacto humano puede causar catástrofes terribles en la naturaleza. Hasta los años cincuenta del siglo XX se consideraban los recursos como inagotables y había muy poca preocupación sobre el posible impacto por la explotación del planeta. En cualquier caso, si se hacía una clase de actuación, esta era de tipo correctivo, es decir, se intervenía después de que la degradación se hubiera producido. En la década de los setenta del siglo XX surgió el modelo conservacionista. Este modelo lo propusieron los movimientos ecologistas, que se basaron en la idea de que amenazaba un posible agotamiento de los recursos. Por ello proponían dejar de intervenir libremente sobre la naturaleza, tal y como se venía haciendo hasta ese momento, para evitar causar daños en el entorno. Esta propuesta se hizo incluso sabiendo que podía perjudicar algunos avances económicos en determinados países en vías de desarrollo. En la actualidad el ser humano se preocupa por llegar a las futuras generaciones un medio ambiente de calidad y dotado de recursos suficientes, siguiendo el modelo de desarrollo sostenible. La peculiar forma de vida que caracteriza a la especie humana implica una cierta presión sobre los ecosistemas que, en algunos casos, puede suponer su degradación total. El impacto ambiental es el efecto que puede provocar la intervención del ser humano sobre el medio ambiente. Aunque en ocasiones resulte beneficioso, en la mayoría de los casos da origen a problemas ambientales que se derivan del aprovechamiento desmedido de los recursos naturales, de la ejecución de grandes obras públicas y de algunas actividades, como el turismo. Uno de los mayores obstáculos es la escasez de información ambiental, debido a que hay muy poco monitoreo de la contaminación del aire y de cuerpos de agua, y virtualmente no existen análisis de sus efectos sobre la salud y de otros costos económicos. Los problemas más serios parecen encontrarse en las áreas urbanas más densamente pobladas, especialmente en derredor de los bolsones de pobreza remanentes, en los principales conglomerados industriales y en los distritos comerciales centrales. También existe la contaminación rural, principalmente la proveniente de las actividades agrícolas y ganaderas, pero sus efectos son menos graves que los de las áreas urbanas. Para comprender por que se considera a las actitudes sociales como generador principal de los impactos que la tierra esta padeciendo debemos hacer hincapié en la falta de reacción. Los dos factores que más han condicionado el impacto sobre el medio ambiente son la explosión demográfica y el consumo creciente e imparable de energía. Desde hace unos 150 años la población humana ha experimentado un crecimiento acelerado como consecuencia de los progresos científicos y tecnológicos y, sobre todo, por los avances en el campo de la medicina, como los antibióticos, las vacunas, la cirugía..., que han permitido el alargamiento de la vida media del ser humano. Debido al crecimiento de la población se produce un aumento creciente del consumo de energía. En un principio, la vida del ser humano dependía fundamentalmente de la cantidad de energía que necesitaba para realizar sus funciones vitales, nacer, crecer y reproducirse; es decir, energía de consumo interno, proveniente de los alimentos y del Sol, la llamada energía endosomática. En este caso, las acciones realizadas por el ser humano para conseguir ese tipo de energía apenas causaban impacto sobre los ecosistemas y era semejante al producido por cualquier otro ser vivo de la biocenosis. Pero el ser humano consume, además, elevadas cantidades de energía externa o exosomática para realizar otras actividades como la industria, la agricultura y la iluminación. El consumo de este tipo de energía ha sufrido un crecimiento espectacular, y en la actualidad representa el 88 % del total del consumo energético. Para el ser humano el medio ambiente es una fuente de recursos naturales, como agua y oxígeno, un lugar donde se realizan actividades productivas, como cultivos y explotaciones ganaderas, y un receptor de residuos, ya que muchos contaminantes se depositan en la atmósfera y en la hidrosfera. Los recursos biológicos de la humanidad son los productos agrícolas, ganaderos, pesqueros y forestales, que constituyen la base de la alimentación y de materias primas necesarias para las actividades que desarrolla (industria, iluminación, transporte y calefacción). Unos recursos son renovables y otros tienen una capacidad de reposición baja. De todos los recursos, solo una pequeña proporción se aprovecha por el ser humano, las llamadas reservas, que son los elementos realmente disponibles con la tecnología actual para resolver las necesidades humanas o para llevar a cabo una actividad. En la actualidad, los seres humanos que viven en las sociedades desarrolladas necesitan cantidades tan grandes de materia y energía, que se han visto obligados a explotar el biotopo y la biocenosis de la mayoría de los ecosistemas del planeta para obtener las fuentes energéticas y las alimenticias. Como esta explotación se realiza a escala mundial, una vez que se han obtenido los recursos las personas se ven obligadas a transportarlos de un lugar a otro. Esta actividad provoca dos efectos negativos: por un lado, este desplazamiento supone un gran gasto de energía adicional y, por otro, se impide el posible reciclaje de las sustancias en su propio hábitat. Además, después del consumo humano los elementos residuales entrarán a formar parte de las grandes cantidades de basura que se producen en las ciudades. Cuando la sobreexplotación se produce de manera continua, los ecosistemas se agotan y entran en un estado de regresión, es decir, se inicia un proceso de marcha atrás volviendo a las etapas iniciales de su desarrollo. Los ecosistemas se degradan, lo que supone una gran pérdida de especies y un grado de organización mucho menor. En los ecosistemas urbanos, la biocenosis está formada por la población humana pero también por una flora y fauna características: las especies domésticas y las especies adaptadas al medio urbano, como las malas hierbas y todo tipo de fauna comensal, desde cucarachas hasta ratones y palomas. Las aves se adaptan con facilidad a las ciudades por sus características morfológicas y su movilidad y porque no necesitan grandes requerimientos en su dieta diaria. Los parques y jardines o los árboles de las calles y avenidas de las ciudades proporcionan abrigo a las aves donde no suelen encontrarse con depredadores. Según su época de permanencia en la ciudad, podemos encontrar distintos tipos de aves: especies sedentarias, migratorias y ocasionales. Otro grupo de animales que conviven en el entorno urbano son los mamíferos asociados a la vida en las alcantarillas y en otros rincones de las ciudades, como las ratas, el ratón casero y algunas especies de murciélagos. También conviven multitud de insectos y arácnidos, como moscas, cucarachas, arañas, piojos, polillas, y hasta algunos anfibios, (como las salamandras). En todos los ecosistemas se produce una masa sólida de restos orgánicos de los organismos y de su actividad, como restos de ramas y hojas, cadáveres de animales y excrementos, aunque también hay materia inorgánica. Gracias a los procesos de descomposición de la fauna y flora del suelo, los residuos sólidos son reciclados al medio. En las ciudades también se producen residuos sólidos, los llamados residuos sólidos urbanos (RSU) que representan una mezcla de los restos de las actividades domésticas, con otros que provienen de los comercios, oficinas, colegios y los derivados de la gestión de la limpieza de parques y jardines. En los últimos años ha habido un incremento exponencial en la producción de residuos sólidos en los países desarrollados por el exceso de envases y papel extendido a todos los bienes de consumo. Aparte del exceso de residuos que se generan, hay que añadir el problema de su acumulación por una mala gestión medioambiental. En la Argentina, al igual que en otros países, se desarrollan distintas actividades humanas que perjudican el medio ambiente. Entre ellas, se pueden nombrar la tala excesiva de plantas leñosas, el sobrepostoreo, los incendios intencionales, las actividades agrícolas, las actividades petroleras, la extracción de materiales para la construcción, la implementación de basurales a cielo abierto, la introducción de especies exóticas, el comercio ilegal de fauna y la sobreexplotación pesquera. Frecuentemente, la elección de la actividad agropecuaria (especie o variedad de cultivo o ganado) realizada por los productores, depende más de la demanda del
mercado que de la aptitud del campo. Esto trae aparejado un agotamiento o deterioro del suelo, un aumento de la erosión y de la desertización, contaminación de cursos de agua y progresiva pérdida de las áreas agropecuarias existentes. La búsqueda de nuevas áreas reduce la superficie de habitas naturales y la biodiversidad. Desde principios del siglo XX hasta la década del `80 la superficie de la Argentina dedicada al cultivo se duplicó. El uso descontrolado de productos agroquímicos, los períodos insuficientes de descanso para el suelo, el desmonte de bosques protectores de cuencas, el uso indebido del fuego y los monocultivos intensivos son los principales problemas vinculados a esta actividad. Los monocultivos y la igualdad genética traen como consecuencia la invasión de insectos herbívoros que son considerados plagas. A su vez, el empleo de plaguicidas y fertilizantes en dosis elevadas producen deterioro del suelo y contaminación de las aguas subterráneas y, por escurrimiento, de los cuerpos de agua superficiales. Muchos plaguicidas usados ampliamente en el país son especialmente tóxicos para vertebrados silvestres y son usados para combatir especies consideradas perjudiciales como las cotorras, patos, cauquenes, chajaes, tordos, gallaretas, pumas y zorros. La ganadería siempre ha sido parte importante de la producción primaria del país. Los problemas vinculados a esta actividad se producen por la deficiente evaluación de la capacidad de carga animal, el precario control sanitario, la escasa o nula rotación de potreros y el paso del ganado fuera de los establecimientos
ganaderos (incluyendo áreas protegidas). El sobrepastoreo (producido por el exceso de ganado doméstico que supera los límites de tolerancia del ambiente), en las zonas desérticas se ve agravado por la aplicación de modelos agrícolas y ganaderos creados en otros climas (como la
pampa húmeda) y otras latitudes. Así, el pastoreo indiscriminado en las regiones áridas y semiáridas constituye el modificador ambiental más importante, alterando la cobertura o composición florística, erosionando los suelos, estimulando la propagación de plantas exóticas o invasoras y la transmisión de enfermedades a la fauna silvestre (fiebre aftosa, por ejemplo). La erosión y compactación de los suelos por el ganado conlleva a una pérdida de estos suelos y de la biodiversidad. La contaminación ambiental en Argentina (de suelos, agua o aire) es consecuencia de un aumento gradual de la población urbana y del desarrollo industrial, en un marco de legislación inadecuada y un déficit de infraestructura sanitaria y tratamiento de desperdicios. La contaminación puede ocasionar enfermedades o muerte de personas, plantas y animales, ya sea directa o indirectamente. Otros problemas que puede causar la contaminación es la minimización del poder de biodegradación de las aguas, la destrucción de habitas naturales, la reducción de áreas potencialmente aptas para producción o recreación, y el deterioro de suelos y agua aptas para consumo o riego. La contaminación del aire y el ruido constituyen un problema en las grandes ciudades. Este problema se agrava debido a que el sistema legal está más dirigido
a penalizar que a prevenir y corregir. Las principales fuentes de contaminación son las emisiones del transporte automotor y de las industrias, así como las calefacciones, los incendios forestales y la quema de basura. La combustión de carbón, el aceite, el gas y la nafta producen el smog, que es una mezcla de polvo, hollín, dióxido de azufre, monóxido de carbono, hidrocarburos y óxidos de nitrógeno. Estos gases eliminados a la atmósfera pueden ser causantes de enfermedades, especialmente las relacionadas a los sistemas respiratorio y nervioso, produciendo en este último disminuciones en la percepción visual, habilidad manual y capacidad de aprendizaje. El hombre utiliza la fauna nativa para la obtención de carne, plumas, lana, cuero u otros elementos para satisfacer sus necesidades de alimento y vestimentas. La caza puede ser comercial (para uso en marroquinería o venta como mascotas), deportiva o de subsistencia. Debido a la magnitud del comercio legal e ilegal de fauna silvestre, Argentina fue en la década del 80 uno de los cuatro países del mundo con mayores problemas de tráfico de fauna. La falta de conocimiento de la biología de las especies, y del estado de las poblaciones y su dinámica ocasionó fuertes reducciones en el número de muchos animales como guanaco, lagartos, zorros, ñandúes, gatos
silvestres, boas, etc. El uso de la fauna silvestre como recurso natural potencialmente renovable es una actividad posible, siempre y cuando se realice un manejo justo que implique estudios biológicos previos, instalación de criaderos, la correcta aplicación de leyes sanitarias y de comercialización, etc. Las sociedades humanas se desarrollan suponiendo que convivirán con un cierto clima. Buenos Aires se fundó en un sitio que era mucho más frío y seco de lo que es hoy. A lo largo del siglo XX creció enormemente la cantidad de lluvias y se espera que siga aumentando. Debido a esto, se estima que el Río de la Plata, de aquí a un siglo aumente entre 60 cm. a un metro y se verá más expuesto a vientos provenientes del este. Con sudestadas más violentas y frecuentes, lo provocará inundaciones más frecuentes y erosión de costas. Las municipalidades y particulares del área metropolitana deberán estimar un gasto de 80 a 310 millones de dólares anuales para reparar estragos a la edificación e infraestructura al pie de sus barrancas costeras, y sobre sus valles fluviales urbanos del Riachuelo, el Medrano, el White, el Maldonado, entre otros. Hoy por hoy, las obras hechas para un cierto nivel de pluviosidad están quedando chicas y nadie está seguro de que las obras en marcha contemplen que mañana va a llover todavía más que hoy. Con respecto a las distintas clases de contaminaciones, se puede afirmar que las poblaciones humanas y sus actividades son capaces de causar grandes daños al medio, daños que tienen efectos en el bienestar presente y futuro de las personas. Las secuelas de la contaminación y el mal aprovechamiento de los recursos se observan mejor en los países en desarrollo, en donde los costos para el bienestar se cargan en las áreas de salud, la productividad económica y la capacidad del ambiente natural de satisfacer las necesidades de los seres humanos. En nuestro país, el análisis y el monitoreo del medio ambiente son prácticamente inexistentes en el caso de la mayoría de los contaminantes. Como resultado de ello, no hay una base adecuada sobre la cual adoptar decisiones informadas acerca del manejo de la contaminación ambiental. En general, los problemas de la contaminación industrial y urbana en la Argentina no son insuperables. Debido a que el medio ambiente sufrió descuido por mucho tiempo, muchas de las opciones de bajo costo para reducir la contaminación todavía no se han puesto en práctica. Sin embargo, a menos que se adopten medidas correctivas los problemas de la contaminación se hagan mucho peores; al continuar la urbanización y la industrialización, la contaminación creciente de los hogares urbanos (las aguas servidas, la basura y las emisiones de los vehículos), combinadas con las descargas industriales, aumentará la amenaza a la salud pública, erosionará los atractivos de las ciudades como lugares de inversión y afectará el comercio de las exportaciones argentinas como resultado de los requerimientos impuestos por los países importadores. El Cambio Climático Global es un hecho, aunque existen los escépticos de siempre, no representan de ninguna manera un grupo mayoritario. Es por ello que los Gobiernos a nivel mundial han reaccionado ante la amenaza cada vez más cercana de alteraciones climáticas que puedan colocar sus economías en peligro. La presión poblacional y de desarrollo tomada por las naciones más desarrolladas y las naciones en vías de desarrollo colocan una presión cada vez mayor sobre los recursos naturales y los sistemas ambientales terrestres. En la actualidad las capacidades autoreguladoras de la atmósfera están siendo llevadas a sus límites. No es una sana política, para la humanidad, dejar la búsqueda de soluciones para el futuro o para cuando se hagan fuertemente necesarias. La atmósfera y los procesos que mantienen sus características no tienen tiempos de reacción muy rápidas comparadas con los periodos humanos. Soluciones a los problemas del adelgazamiento de la Capa de Ozono, al Calentamiento Global, a las alteraciones climáticas devastadoras, no es cuestión de años, ni siquiera décadas. Es por ello una preocupación que debe ser inmediata, no podrá esperarse a que los efectos se hagan demasiado claros, ya que lo más seguro es que ya en ese momento sea muy tarde para actuar buscando soluciones. Adoptar los hábitos de la época preindustrial no parece posible en la sociedad occidental actual. Sin embargo, no debemos caer en la desidia y seguir actuando como si la actividad humana no tuviese consecuencias negativas para el suelo que pisamos o el aire que respiramos. Ahora que muchos de los problemas causados por las personas están comenzando, es cuando se deben poner más medios para solucionarlos e intentar convivir en paz con nuestro planeta.

Conclusion:
Este trabajo de investigación tenía como objetivo probar que gracias a los comportamientos de las personas, tanto individual como colectivamente, derivaban en los desencadenamientos de los principales cambios ambientales ocurridos en los últimos tiempos en la republica argentina.
He llegado a la conclusión de que todos estos eventos ocurridos en nuestro país estan estrechamente conectados e interrelacionados entre si, y cualquier actividad que se realice generara cambios en el entorno. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que dichos cambios pueden ser tanto positivos como negativos, y tener un alcance local, regional o planetario. Asimismo, se debe considerar que el ser humano puede –con el apoyo de su propia inteligencia y capacidad de entendimiento- reaccionar ante los desequilibrios producidos y reparar o mitigar los daños causados.